viernes, 12 de septiembre de 2008

WANTED


No me asombra, una vez vista la película, las comparaciones con El club de la lucha. Pero en su desarrollo son casi radicalmente distintas, partiendo de una idea como la del hombre mediocre que se auto-expía hasta tener un control total sobre su vida. Wanted, la película, utiliza el argumento al servicio de un festival de clímax adrenalínicos que desafían leyes físicas, que es lo importante, y que, sobre todo, es consciente de que se está creando puro cine. Ya lo decía Tones cuando hablaba de por qué amaba el cine de acción: Es el único género genuinamente cinematográfico. Yo añadiría que es el más espectacular, el más parecido a un parque de atracciones. Y Wanted explota todos los recursos cinematográficos existentes hasta convertirle en un film de una arrebatadora belleza, que sólo podría definirse como orgásmica. Es hiperbólica casi por definición, y no para de principio a fin.

Tampoco me sorprenden las comparaciones con Matrix. Olvídense, Wanted juega en una liga distinta, autoconsciente de lo que es, y por eso es así de chula y divertida. Abandona la metafísica, e incluso, ironiza sobre ella cuando habla de que el destino está escrito en tela. Y es en el final, cuando definitivamente escupe contra ella, en un canto al individualismo tan sarcástico como furioso.

Que Wanted esté protagonizada por supervillanos es necesario (aunque es algo que viene del tebeo, claro) , y no es baladí. Es así como se puede componer una orquesta de violencia, rabia y ambigüedad. El espectador acepta, sin resignación, en palabras de Minchinela, “entrar en una fantasía que no va a ninguna parte”, heredera de Hong Kong (concretamente de John Woo), y tomaremos una escena del clímax final como ejemplo: Wesley entra en la sede de la hermandad, cual Chow Yun-fat, aniquilando múltiples villanos que aparecen de la nada e irrumpiendo en medio del tiroteo, la misma intensidad y un uso del bullet time más perfeccionado. Definitivamente, la película de Timur Bekmambetov acaba como otra fábula subversiva cinematográfica de nuestros tiempos.

martes, 9 de septiembre de 2008

La Cosa


La Cosa es otra muestra más de la genialidad de Carpenter a la hora de recrear atmósferas opresivas y Apocalipsis a pequeña escala. Si con The Fog una niebla simulaba una infierno vengativo que comparte momentos con El más allá de Fulci, en La Cosa la Antártida se convierte en la peor representación de la especie humana. Ya no sólo la ambientación, sumamente inteligente, al escoger un terreno apartado completamente de la sociedad. Es decir, en La Antártida que es un terreno inhóspito, frío y aséptico. Igual que los personajes y la narración de la película. En The Thing el espectador es escéptico hacia los personajes y la situación: No hay nadie con el identificarse, quizás con Kurt Rusell por la simple razón de ser el líder y tomar las riendas, pero tampoco el espectador está seguro de quién es un extraterrestre. Aunque, al fin y al cabo, qué diferencia hay. Así, La Cosa se convierte imprevisible por cada minuto que pasa: Falsas identidades y desconfianza mutua; el film obliga a sus protagonistas a ser individualistas-egoísta- y escépticos con sus compañeros: Igual que el espectador. Y un final magnífico: El Apocalipsis se ha desatado, y la esperanza, probablemente, haya desvanecido.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Hellboy 2


Hay un momento en la película en la que Hellboy y Abe, borrachos, comienzan a cantar una popular canción de Barry Manilow. I can’t smile without you condensa los valores y los defectos de la película. Es decir, Hellboy funciona cuando el botón del sarcasmo está en encendido, y el humor que destila Del Toro funciona a la perfección junto a esa panda de monstruos encantadores que llevan sus problemas emocionales al trabajo, con una puesta de escena hábil y barroca. Pero fracasa justo cuando Del Toro lleva al melodrama a sus personajes. Suenan falsos, casi de parodia, sin pretenderlo, y en sus peores momentos se acerca peligrosamente a los peores momentos de la olvidable Superman Returns. Aplaudamos a Del Toro el hecho de llevar a su propio terreno a Hellboy, es decir, se nota la armonía que hay entre director y personaje, pero funcionaría mejor asentando, o apostando, más por una sincronía entre acción y comedia protagonizada por freaks' humanizados' e instaurar mayor emoción a sus escenas de acción, bien rodadas y con coreografías estilosas, pero carentes de emoción adrenalínica.

Como digo previamente, la película gana puntos cuando se asemeja a una sitcom protagonizada por monstruos eternecedores: No se extrañen si en la tercera parte los chistes acerca de los hijos de Hellboy sea lo mejor del film. En definitiva, Hellboy juega con las dos caras de una misma moneda: Utiliza el amor como recurso para un chiste, y utiliza el amor para dar unas gotas de melodrama y cursilería que no le vienen nada bien a la película.