lunes, 8 de septiembre de 2008

Hellboy 2


Hay un momento en la película en la que Hellboy y Abe, borrachos, comienzan a cantar una popular canción de Barry Manilow. I can’t smile without you condensa los valores y los defectos de la película. Es decir, Hellboy funciona cuando el botón del sarcasmo está en encendido, y el humor que destila Del Toro funciona a la perfección junto a esa panda de monstruos encantadores que llevan sus problemas emocionales al trabajo, con una puesta de escena hábil y barroca. Pero fracasa justo cuando Del Toro lleva al melodrama a sus personajes. Suenan falsos, casi de parodia, sin pretenderlo, y en sus peores momentos se acerca peligrosamente a los peores momentos de la olvidable Superman Returns. Aplaudamos a Del Toro el hecho de llevar a su propio terreno a Hellboy, es decir, se nota la armonía que hay entre director y personaje, pero funcionaría mejor asentando, o apostando, más por una sincronía entre acción y comedia protagonizada por freaks' humanizados' e instaurar mayor emoción a sus escenas de acción, bien rodadas y con coreografías estilosas, pero carentes de emoción adrenalínica.

Como digo previamente, la película gana puntos cuando se asemeja a una sitcom protagonizada por monstruos eternecedores: No se extrañen si en la tercera parte los chistes acerca de los hijos de Hellboy sea lo mejor del film. En definitiva, Hellboy juega con las dos caras de una misma moneda: Utiliza el amor como recurso para un chiste, y utiliza el amor para dar unas gotas de melodrama y cursilería que no le vienen nada bien a la película.

1 comentario:

El Miope Muñoz dijo...

Estoy muy de acuerdo, monsieur y ya lo sabe. Me gustó lo que escribió White, del estilo sin el zen en la acción de Hellboy 2 además de That's not my name, pero eso ya es demasiado de White , en lo bueno claro, como para siquiera rescatarlo como idea.

Hay en Hellboy 2 una obra maestra del cine fantástico de superhéroes, pero está enterrada por no corregir los defectos del original: la acción que sobrepasa todo y al final no pasa nada y los penosos montajes emotionals ya presentes en la primera (cfr: la muerte de John Hurt y aquí el apuntalamiento de Hellboy). Todo eso por no recordarle al bueno de Guillaume que no me vale volver a ver lo mismo que Blade 2, por mucho que esta sea la ULTRAPERSONAL. Me lo he pasado muy bien y he alucinado con alguna gota de humor subversivo (el chiste del bebé, ya sabe), pero he asistido la muerte de su autor. El Hobbit será el funeral.